Aunque es una fiesta que ha perdido casi su tradición montañera (hoy los jóvenes acuden a la playa a celebrar moragas) existen personas, sobre todo los mayores, que la celebran a la antigua usanza, en cortijos y en las zonas típicas, Arroyo Limón, Cruz del Monte, Tejarejo, Cruz de Zarja, etc.
Era un día de asueto dedicado al paseo a ser posible a zonas que dispusiesen de agua, a la charla amiga entre familiares y vecinos, y a compartir una buena merienda que necesariamente contaba cada año con huevos cocidos.
A la vuelta recoger flores silvestres, bien de la vega o de la sierra, era otro hábito obligado.
A esto, se le llamaba "sanjuanear".